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miércoles, 28 de diciembre de 2016

FELIZ AÑO NUEVO 2017. Ejercicio fin de año de la Adoración Nocturna.

Ya viene anunciado en nuestro boletín pero para recordarlo: el próximo 31 de diciembre a partir de las 23 h. celebraremos el Ejercicio de Fin de Año en la parroquia de Stella Maris (Alameda Principal), donde también acudirán fieles en general.
Todo se desarrolla en acción de gracias por el año vivido y de ofrecimiento al Señor por el año nuevo que comienza.
No se trata de un vigilia clásica sino de una celebración de la Eucaristía pausada, una larga Acción de Gracias y  Adoración tras la comunión.

Tengamos siempre presentes encomendarnos al Señor en este año nuevo 2017 participando de su Amor, del arrepentimiento de nuestros pecados, de ser misericordiosos los unos con los otros, de saber perdonar al hermano arrepentido con el amor de Cristo, hacer siempre la paz, estar unidos y servir a nuestra Iglesia universal, venerar a la Santísima Virgen y adorar al Santísimo.


FELIZ AÑO NUEVO 2017


martes, 27 de diciembre de 2016

VIGILIA ENERO 2017. Nuestro turno el viernes 13 a las 21,30 h. en el Santo Cristo.

Felicidades a todos los adoradores nocturnos que llegados a este año de 2017 vamos a perseverar en nuestra obra dedicada a adorar al Santísimo Sacramento del Altar colectiva e individualmente en nuestras vigilias, también dispuestos a seguir el camino de nuestro Señor en unión a nuestra Iglesia universal, precisamente comenzamos enero con el tema de reflexión dedicado a la Iglesia, en este mes trataremos la primera parte.

Nuestro turno hará la vigilia en conjunto con los adoradores del turno Santo Domingo de Guzmán en la Iglesia del Santo Cristo de la Salud, patrón de Málaga, situada en la Plaza de la Constitución, será el viernes día 13 de enero a las 21,30 horas, comenzaremos con el tema de reflexión, Exposición de Su Divina Majestad, rezo del Rosario, Vísperas, Oficio de lectura, adoración personal y completas, luego reserva del Santísimo y rezo a la Santísima Virgen.
Adoración al Santísimo
Foto: Fabio Fdez. Torres, fecha 9/12/2016

Recordar llevar el emblema y el manual de las horas para los adoradores nocturnos.

A continuación os transcribo el tema de reflexión y el cuestionario final.

La Iglesia, (I)

A lo largo del presente año pastoral (2016-2017) vamos a contemplar el misterio de la Iglesia de modo que crezca en nosotros el deseo de vivir unidos a ella. Lo haremos siguiendo los pasos del Catecismo de la Iglesia Católica (=CEC), buscando que su lectura complete y asegure nuestras reflexiones orantes. Estará en el trasfondo de nuestras miradas la constitución conciliar Lumen Gentium, que nutre en buena medida las enseñanzas del Catecismo en esta materia.
Dios centro único de la fe. 
El Catecismo nos enseña (CEC 750), siguiendo los artículos del Credo, que nuestra fe es en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Sólo Dios merece y provoca nuestra adhesión de fe. La fe es en Dios y, por consecuencia, en lo que él nos enseña (doctrina cristiana y moral) o nos entrega como don de salvación para nosotros (Iglesia y sacramentos). Sólo en este sentido podemos afirmar que creemos en la Iglesia.
La fe en el Dios uno y trino, que identifica a los cristianos, no repudia los caminos de la razón para llegar a Dios desde sus obras; pero tiene su centro en Jesucristo muerto y resucitado. El acontecimiento pascual es piedra fundamental de nuestra fe en Dios. La verdad de la Resurrección se presenta pues como fundamento de nuestra fe (1Cor 15, 14). La Iglesia es fundada por Cristo para dar testimonio de su Resurrección. En los inicios de la predicación evangélica por medio de Apóstoles y Evangelistas, más tarde, por cuántos aceptan su testimonio y lo verifican, en sacramento, mediante las celebraciones litúrgicas de la Iglesia, singularmente la Eucaristía.
En las celebraciones litúrgicas mediante gestos y palabras (como a lo largo de la Historia de Salvación, vid. Constitución conciliar Dei verbum 2), es decir, a través de signos, lecturas y plegarias, el Señor se hace realmente presente y convoca a su Pueblo (Iglesia o convocatoria; vid. CEC 751).
La Iglesia nace de la Eucaristía que Cristo entrega. Posteriormente la Iglesia, fiel al mandato, (Lc 22, 19 y 1Cor 11, 24), hace, (celebra o confecciona), la Eucaristía, que es para ella mysterium fidei! (misterio de fe).
Desde la celebración, comunión y adoración de la Eucaristía la Iglesia halla su centro y remite a todos sus miembros a Cristo que, en el mismo dinamismo eucarístico, lleva a cada fiel a ser Iglesia: una, santa, católica y apostólica.
La Iglesia esposa. 
Esta centralidad Eucarística no ha de ser nunca ritualismo. El centro es siempre Cristo, la Eucaristía es su sacramento, su forma de presencia. Cristo se hace y entrega bajo la forma del sacramento (signo y palabra) para dar concreción a su presencia y a la de su obrar. Así hecho presente y accesible, bajo la forma ritual de un banquete de sacrificio, nos permite entrar en comunión entre nosotros y consigo mismo.  Una comunión que configura a la Iglesia como esposa y muestra a Cristo como esposo, conforme a la imagen presentada en las bodas de Caná (Jn 2, 1-12).
La Iglesia está llamada a vivir esta comunión esponsal en todo su ser y su obrar, pero es celebrando y gustando la Eucaristía cuando es tomada por esposa y de donde recibe toda su fecundidad (CEC 1324-1327).
La dependencia total de la Eucaristía respecto de Cristo corre paralela con la dependencia de la Iglesia respecto de su esposo, Jesucristo. Y este nos remite siempre a Dios y su misterio trinitario.
Nuestro vivir siendo Iglesia-Esposa hace de la Trinidad nuestro hábitat de eternidad. Nuestro ser personal encuentra en la relación con las Divinas Personas su plenitud, su Cielo en la tierra. Tal dimensión escatológica es propia de los siete sacramentos (CEC 1130) donde Cristo actúa, singularmente de “el Sacramento” (CEC 1402-1405). ¡Qué bellamente lo glosó san Juan de la Cruz en su poema:  aunque es de noche!

Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.
Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras,    
aunque es de noche.
Aquesta viva fuente que deseo,  
en este pan de vida yo la veo, 
aunque es de noche.

(Himno IIº para las Vísperas de la Santísima Trinidad).

Este precioso texto toca y presenta todos los argumentos que venimos glosando: la fe, la Trinidad, la Eucaristía. Y la Liturgia lo pone en labios de la Iglesia. Orar con él es siempre bálsamo para el alma y estímulo para pensar y obrar bien.
&La Iglesia cuerpo.
Del esposo y la esposa dice la Escritura “serán una sola carne” (Gn 2, 24), un solo cuerpo. Ver a la Iglesia hecha esposa mediante la Eucaristía es verla hecha cuerpo de Cristo mediante el sacramento del cuerpo de Cristo.
Esta incorporación eucarística lleva a su plenitud y actualiza la que tiene inicio mediante el Bautismo y la Confirmación (CEC 1212. 1229. 1285 y 1322).
Ser cuerpo de Cristo con la Iglesia implica participar en la visibilización en nuestra condición humana de la semejanza divina. Como don recibido es purificación y santificación (a modo de trasfiguración), como compromiso de vida es esfuerzo permanente de fidelidad. La Liturgia de la Iglesia nos recuerda frecuentemente en las oraciones tras la comunión que nuestro fin y objetivo vital es transformarnos en lo que comemos.
Nadie ha vivido esta esponsalidad/maternidad como la santísima Virgen María. Mujer de la fe y la obediencia a la Palabra. Madre del Redentor, Modelo de la Iglesia. Mujer eucarística, como la llamó san Juan Pablo II en Ecclesia de Eucharistia (cap. VI). Y esto se traduce en su perfección en el discipulado, en la identificación con el querer y obrar de su Hijo. Si Jesús se anuncia como el verdadero esposo en su primer milagro en Caná, haciendo crecer la fe de sus discípulos en Él, allí María es la Madre del buen consejo: “haced lo que Él os diga”.

Preguntas para el diálogo y la meditación.
1.      ¿Es verdaderamente Dios el centro de nuestra fe, o vivimos sobre todo de teorías, normas y prácticas?
2.      ¿Mi piedad eucarística me lleva al encuentro profundo con Dios en su Iglesia? No se puede tener a Dios por padre sin tener a la Iglesia por madre.

3.      ¿La participación en los sacramentos, más aún en la Eucaristía, me impulsa verdaderamente a vivir cristificado (cardad/santidad)?

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Viernes 2 de diciembre a las 20 horas en Las Penas. Vigilia turno Virgen de las Penas.

En el Oratorio de la Hermandad de las Penas, como cada primer viernes de mes nos reuniremos los adoradores nocturnos del turno Virgen de las Penas para celebrar la vigilia del mes.
En el artículo anterior podéis ver el tema de reflexión que se tratará este día. Recuerdo a todos los integrantes que podéis invitar a vuestras amistades para participar.

En la revista "Velad y Orad" correspondiente a este tiempo de Adviento y Navidad encontramos en  su página 5 un texto del Director Espiritual de A.N.E. el Rvdo. D. Federico Cortés Jiménez, por todos conocidos por su gran conocimiento de Liturgia, amén de otras grandes cualidades,  titulado "LA PLEGARIA DE LOS SALMOS" que por su riqueza vamos a difundir:



LA PLEGARIA DE LOS SALMOS

    Las diferentes plegarias de la Liturgia de las Horas tienen, como elemento clave de su estructura, la plegaria de los salmos, a los que se unen también algunos cánticos, tanto del Antiguo Testamento, como del Nuevo Testamento. Concretamente hay tres en Laudes, tres en la Hora menor, tres en Vísperas, tres en el Oficio de Lectura y uno o dos en Completas. A través de estas plegarias, que han sido tan significativas para el pueblo de Israel y para la Iglesia a lo largo de los siglos, y que Jesús también rezó, se expresan multitud de sentimientos, y de anhelos, tanto personales como colectivos, que nos convidan a revivir todas las riquezas de la fe y de la vida.

    A veces, estos sentimiento y anhelos se corresponderán con los que estemos experimentando personalmente en aquel momento, otras veces, en cambio, nuestros sentimientos personales no serán los de los salmos, pero es que nuestra plegaria nunca es sólo nuestra, sino que por nuestra bocas se expresan los sentimientos, y las viviencias de toda la comunidad, e incluso de la humanidad entera.

    También hay que decir que, a veces, en los salmos vemos expresados sentimientos de luchas y enfrentamientos que se corresponden a la agitada vida del pueblo de Israel, y a la experiencia de Dios que este pueblo vivía, tan diferente a veces de la que nosotros hemos aprendido de Jesucristo. Será necesario, entonces, ser capaces de entender y rezar aquellos salmos como expresiones figuradas: los enemigos de los que se habla, por ejemplo, ya no son los pueblos vecinos o determinada gente con quien estemos enfrentados, sino otra clase de enemigos que nos frenan y nos impiden nuestra fidelidad cristiana, o que impiden también el camino de este mundo por convertir el mundo pleno de justicia y de amor que Dios quiere: o también, por qué no, los dolores y sufrimientos que a menudo cada uno de nosotros arrastramos.

    Según, una antigua tradición, cada salmo se acaba con la invocación de alabanza a la Trinidad: Gloria al Padre y al Hijo....
Rezándolos una vez y otra, los salmos, se irán volviendo, poco a poco, palabras nuestras, capaces de expresar nuestra plegaria y nuestra vivencia cristianas, y acompañarán nuestra vida tal como han acompañado a lo largo de la historia la vida de tantos y tantos creyentes, empezando por Jesús mismo.

Federico Cortés Jiménez, Director Espiritual de A.N.E.



viernes, 25 de noviembre de 2016

ADVIENTO CAMINO HACIA LA NAVIDAD.

Este es el tema de reflexión para la próxima vigilia de nuestro turno, y aquí os transcribo el texto que aparece en el boletín Velad de nuestra obra:

Adviento: camino hacia la Navidad

“A Ti, Señor, levanto mi alma: Dios mío, en Ti confío, no quede yo defraudado; que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en Ti no quedarán confundidos” (Ps. 24, 1-3).
Con estas palabras de la antífona de entrada de la Misa del Primer Domingo de Adviento, comienza este tiempo litúrgico en el que la Iglesia nos invita a todos los cristianos a preparar nuestro corazón, nuestra alma, para acoger al Hijo de Dios hecho hombre, a quien vamos a adorar recostado en un pesebre en las afueras de Belén, en Nochebuena.
“Ha llegado la plenitud de los tiempos: Dios ha enviado a su Hijo a la tierra” (cfr. Gal 4, 4).
Es el gran Misterio que ilumina toda la creación, todo el universo. Dios, el Creador, viene a vivir con nosotros, sus criaturas. El Cielo baja a la tierra; se hace tierra.
Conscientes de nuestro pecado, de nuestra indigencia, del vacío de sentido de nuestra vida, de nuestro batallar, de la obscuridad que tantas veces inunda nuestra mente, nuestra alma, clamamos:
“Ven, Señor, Tú que te sientas sobre los Querubines: que brille tu rostro sobre nosotros y nos salve” (Ps 80 (79), 4). “Enviadlo, altos cielos, como rocío, que las nubes lluevan al Justo. Abrase la tierra y germine el Salvador” (Is 45, 8).
Dios viene a la tierra, y en estas semanas, leyendo los evangelios del nacimiento de Juan el Bautista, de su predicación, queremos preparar nuestro espíritu para acoger a Jesucristo, y recibid su amor:
 “Preparad el camino del Señor, haced derechas sus sendas: y verá toda carne la salvación de Dios” (Lc 3, 4-6).
San Pablo nos apremia: “Ya conocéis el tiempo y ya es hora de levantaros del sueño, pues nuestra salud está ahora más cercana que cuando creímos. La noche va muy avanzada y se acerca ya el día. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistamos las armas de la luz” (Rom 13, 11-12).
Después de dos mil años de su nacimiento en la tierra, Jesús sigue siendo un desconocido para muchas personas; y muchos de los que lo conocen, y han oído algo de Él, rechazan la salvación que ha venido a ofrecernos.
Sabemos que no podemos vencer el pecado, limpiar nuestra miseria, vencer nuestra debilidad y fragilidad, sin la ayuda de Dios. En estos días, y delante del Santísimo Sacramento, renovemos nuestro deseo de ser salvados, de ser abrazados por Dios. Anhelemos la salvación, y así se lo decimos con humildad, y abiertos a sus palabras y a sus gestos, en esas antífonas que la Iglesia nos recuerda en la Santa Misa, en los días inmediatos a la Navidad.
“¡Oh Sabiduría del Altísimo, que dispones todas las cosas con fuerza y suavidad: Ven a enseñarnos el camino de la prudencia!”.
Y en ese caminar con el Espíritu Santo, empezamos a descubrir el Amor al hombre que ha traído a Dios a la tierra. Nunca comprenderemos plenamente este gesto de Dios que se hace Niño, que rompe todas las barreras que el pecado ha establecido entre nosotros y Él. Porque el pecado limita nuestra inteligencia, empequeñece nuestro corazón para recibir la Luz de Dios, y poder ser iluminados por el Amor que Dios nos tiene.
La Misericordia de Dios se hace sonrisa de Dios en el rostro del Niño Jesús:
“Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de lo alto el Oriente, para alumbrar a los que están sentados en tinieblas y en sombra de muerte, para enderezar nuestros pies hacia el camino de la paz” (Lc 1, 79).
“¡Oh jefe de la casa de Israel, que diste la ley a Moisés sobre el monte Sinaí: Ven a rescatarnos con el poder de tu brazo!”
Anhelamos corresponder al amor que Dios nos manifiesta en la criatura escondida en el seno de María; y el mejor modo de corresponder es abrirnos a la Luz del Misterio de Dios Encarnado, leyendo los Evangelios de la infancia de Jesús, a la vez que preparamos con todo cariño el Belén en nuestras casas.
“¡Oh raíz de Jesé, que estás como estandarte de todos los pueblos: Ven a salvarnos, no tardes ya!”
No tardes, Señor, porque nuestra obscuridad, nuestra ceguera nos esclaviza, nos lleva a vender nuestra alma al dinero, al sexo, al poder al diablo; y nos tienta para cerrarnos en nuestro egoísmo, en nuestras pequeñas ambiciones, y a olvidar las necesidades materiales y espirituales de nuestro prójimo, de nuestros hermanos.
“¡Oh llave de David, que abres las puertas del reino eterno: Ven y saca de su prisión a los cautivos que están sentados en las tinieblas!”
Mientras en nuestras casas vamos preparando el Nacimiento, el portal de Belén, las figuras de    los pastores, renovemos nuestra Fe, nuestra Esperanza, nuestra Caridad. Así, en nuestra familia, siempre habrá un lugar para el Niño Jesús,
“¡Oh Oriente, esplendor de la luz eterna y sol de justicia: Ven y alumbra a los sumidos en sus tinieblas y en sombras de muerte!”
“Ha llegado la plenitud de los tiempos: Dios ha enviado a su Hijo a la tierra” (cfr. Gal 4, 4.
Hagamos compañía muy especial a Santa María que camina con José hacia Belén. Con Ella aprenderemos a adorar, a amar, a dar nuestra vida, a quien es el Camino, la Verdad y la Vida. Y con Ella viviremos el gozo de tenerlo en nuestros brazos, de acunarlo con amor.

Cuestionario.-
1.- ¿Me preparo para recibir la Luz de Dios en la tierra, leyendo los relatos de la infancia del Señor, recogidos en los Evangelios?
2.- Al preparar la representación del Nacimiento con mi familia, con los amigos, ¿repito en mi interior actos de Fe, de Esperanza, de Caridad en Dios, a quien contemplo hecho Niño?
3.- ¿Acompaño en estos días a alguna persona que esté enferma, que viva en soledad, para, además de atenderla, llevarle el calor del amor que Dios nos manifiesta en la cuna de Belén?


lunes, 21 de noviembre de 2016

21 noviembre, PRESENTACIÓN DE LA VIRGEN EN EL TEMPLO

Este día celebra la Iglesia el día de la Presentación al Templo, donde San Joaquín y Santa Ana, llevan a la virgen al templo para que en un tiempo se dedique al conocimiento, a la oración y a la piedad religiosa. La siguiente oración va dedicada a ello:
María Santísima de las Penas. Málaga.


"Santa Madre María, tú que desde temprana edad te consagraste al Altísimo, aceptando desde una libertad poseída el servirle plenamente como templo inmaculado, tú que confiando en tus santos padres, San Joaquín y Santa Ana, respondiste con una obediencia amorosa al llamado de Dios Padre, tú que ya desde ese momento en el que tus padres te presentaron en el Templo percibiste en tu interior el profundo designio de Dios Amor; enséñanos Madre Buena a ser valientes seguidores de tu Hijo, anunciándolo en cada momento de nuestra vida desde una generosa y firme respuesta al Plan de Dios." Amén.

viernes, 18 de noviembre de 2016

SAN MANUEL GONZÁLEZ. ADORADOR NOCTURNO.

En la revista "La Lámpara del Santuario" de este mes de noviembre escribe un Adorador compañero de la sección de Málaga este artículo muy interesante sobre el nuevo Santo, escribe Francisco Belmonte Montiel que es un conocedor sobresaliente de la Adoración Nocturna en Málaga desde sus inicios, gracias al trabajo de estudio e investigación que desarrolló para la publicación de su libro "125 años de Historia de la Adoración Nocturna Española en Málaga" publicado en 2010. Paco, como gusta que le llamen tiene una fuerza espiritual y de amor a Jesús Sacramentado que es su base para su entusiasmo en nuestra obra y que refleja en su forma de ser y sus escritos. A continuación os dejo el artículo:





“Yo no quiero ser Obispo de la sabiduría, ni de la actividad, ni de los pobres, ni de los ricos; yo no quiero ser más que el Obispo del Sagrario Abandonado”.

San Manuel González



E
l pasado 16 de octubre, Su Santidad el Papa Francisco proclamó la santidad del Obispo de Málaga y Palencia, Mons. Manuel González García, un eslabón más en la cadena de gloria de la Santa Madre Iglesia; santidad forjada y fecunda a los pies del Señor Sacramentado, en la intimidad del sagrario. Cuando don Manuel González, así lo hemos llamado muchos años, fue elegido Obispo, siendo en aquel momento arcipreste de Huelva, el Consejo Diocesano de la Adoración Nocturna de Málaga se apresuró a acudir a dicha ciudad para felicitarlo y ponerse incondicionalmente a su disposición. Don Manuel llegó a Málaga el 25 de febrero de 1916 y, días después, devolvió la visita a la Adoración Nocturna inscribiéndose como adorador con el número 925, como así consta en el Libro Registro de Adoradores de la Sección de Málaga. Después de esta visita siguieron muchas más, y a los turnos, presidiendo muchas vigilias ordinarias y extraordinarias, asambleas diocesanas, Vigilias del Corpus y de Fin de Año, Fiestas de Espigas y cuantas otras se organizaban. Sentía a la Adoración Nocturna tan cerca de sí que cedió una parte del Palacio Episcopal para una nueva sede, de manera que tuviera muy cerca de su dormitorio un sagrario ante el que todas las noches había adoradores en adoración y contemplación. Y allí, en este sagrario, él también adoraba al Señor en las madrugadas, tal como haría uno de sus sucesores, el siervo de Dios Ángel Herrera Oria. Un 4 de enero de 1940, don Manuel se fue al Cielo a adorar cara a cara al amor de sus amores, pero nos dejó el ejemplo de su vida, de su bondad, de su amor por los sagrarios abandonados; nos dejó sus escritos, sus fundaciones. Un santo de nuestro tiempo, ejemplo para todos. Nunca la Adoración Nocturna malagueña ha olvidado a quien fue su pastor, su benefactor y, sobre todo, el padre animoso que nos alentaba cada día a acompañar y amar al Señor Sacramentado. Desde hace muchos años, un óleo suyo preside nuestra sede, flanqueado por el del fundador de la Adoración Nocturna en España, Venerable Luis de Trelles y Noguerol, y por el Siervo de Dios José Gálvez Ginachero, presidente del Consejo Diocesano de Málaga en los difíciles tiempos de D. Manuel. Sólo nos queda unirnos al júbilo de la Santa Madre Iglesia tras el glorioso 16 de octubre y cómo no, dar gracias a Dios por este inmenso regalo. San Manuel González, ¡qué bien suena! ¡Laus Deo!


Francisco Belmonte Montiel (Adorador Nocturno de la Sección de Málaga)

viernes, 11 de noviembre de 2016

EL ROSTRO DE LA MISERICORDIA: EXCELENTE IDEA.

Durante dos días, 11 y 12 de noviembre,  las Hermandades y Cofradías de la ciudad de Málaga presentarán a sus imágenes expuestas a los fieles en besamanos y/o besapiés, Idea que parte de la Agrupación de Cofradías y aprobado por el Obispado de Málaga. Excelente idea.
La piedad popular manifiesta una veneración extraordinaria a las imágenes sagradas con motivo de la próxima clausura del Año Jubilar de la Misericordia. Los montajes esmerados para presentar la imagen de Jesús y de la Santísima Virgen a los fieles completan una idiosincracia única, rostros que recobran vida entre los hombres y muestran escenas donde se desprende misericordia, humildad, perdón, dulzura y Resurrección, Cristo el primer resucitado, luego con la misericordia de Dios, todos podremos gozar de una vida eterna.
"Cristo que es nuestra paz, es también el Camino. Si queremos la paz, hemos de seguir sus pasos. La paz es consecuencia de la guerra, de la lucha, de esa lucha ascética, íntima, que cada cristiano debe sostener contra todo loque, en su vida, no es de Dios: contra la soberbia, la sensualidad, el egoismo, la superficialidad, la estrechez de corazón. Es itnútil clamar por el sosiego exterior si falta tranquilidad en las conciencias, en el fondo del alma, porque del corazón es donde salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias." (San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, 25ª edición, 1988).

Más adelante el Santo se confiesa todo lo contrario a un pesimista y cree en la valentía de la lucha por estar en Cristo.
Claro que sí! hay que ser valientes, los cristianos se deben a la valentía que Dios nos da para ser sus hijos y seguirlo ante todo.

Oración para el jubileo de la Misericordia:

Señor Jesucristo,
tu nos has enseñado
a ser misericordiosos
como el Padre del cielo,
y nos has dicho que quien te ve,
lo ve también a Él.

Muéstranos tu rostro
y obtendremos la salvación,
Tu mirada llena de amor
liberó a Zaqueo y a Mateo
de la esclavitud del dinero;
a la adúltera y a la Magdalena
del buscar la felicidad
solamente en una creatura;
hizo llorar a Pedro
luego de la traición
y aseguró el Paraíso
al ladrón arrepentido.




Haz que cada uno de nosotros
escuche como propia la palabra
que dijiste a la samaritana:
¿Si conocieras el don de Dios?

Tú eres el rostro visible
del Padre invisible
del Dios que manifiesta
su omnipotencia sobre todo
con el perdón y la misericordia
haz que, en el mundo,
la Iglesia sea el rostro visible
de Ti, su Señor,
resucitado y glorioso.




Tú has querido que también
tus ministros fueran revestidos
de debilidad para que sientan
sincera compasión
por los que se encuentran
en la ignorancia o en el error:
haz que quien se acerque
a uno de ellos se sienta esperado,
amado y perdonado por Dios.

Manda tu Espíritu y conságranos
a todos con su unción para
que el Jubileo de la Misericordia
sea un año de gracia del Señor
y tu Iglesia pueda,
con renovado entusiasmo,
llevar la Buena Nueva a los pobres
proclamar la libertad
a los prisioneros y oprimidos
y restituir la vista a los ciegos.

Te lo pedimos por la intercesión
de María, Madre de la Misericordia,
a ti que vives y reinas
con el Padre y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.
Amén.



Franciscus.  Papa.



Cristo Resucitado, Señor de Misericordia eterna danos en todo momento esa fe eterna, esa fe que hace que tu vivas en nosotros, que tu reino esté en nosotros, que sepamos cargar la Cruz, seamos capaces de levantarnos y seguir, amemos a Dios Padre sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. La valentía para ser humildes y cargar con las faltas de los demás, Tener la alegría de la fe en Tí.
Cómo decía Santa Teresa, con tenerte a Tí nada falta.
Este año de la misericordia solo sea una clausura de este año extraordinario que nos has regalado a través de nuestro Papa pero se convierta siempre en presente durante todos los tiempos y estemos prestos a los demás con las obras de misericordia que tanta falta hace en nuestras vidas.


Fabio Antonio Fernández Torres
Presidente del turno "Virgen de las Penas"

martes, 8 de noviembre de 2016

YA TENEMOS CUENTA EN TWITTER

Hemos habilitado una cuenta en twitter para informar y comunicar de nuestras vigilias, para dar a conocer las noticias de la Adoración Nocturna y la actividad del turno Virgen de las Penas.
Desde el 12 de septiembre del 2012 se creó el blog del turno, abierto a la publicación de los artículos que interesen a los adoradores; desde abril de 2013 la cuenta de facebook, y desde hoy la de twitter, puesto que las redes sociales son un medio más para comunicarse y dar a conocerse a los demás.
Esta es la portada de perfíl en twitter.    El Santísimo portado por nuestro primer Pastor de la Iglesia de Málaga y la imagen de nuestra titular del turno, María Santísima de las Penas.









Aquí os dejo el enlace, no olvidaros de haceros seguidores y recomendar.

Pincha aquí para acceder al perfíl de twitter




Fabio Antonio Fernández Torres
Presidente del turno Virgen de las Penas
Málaga

miércoles, 2 de noviembre de 2016

VIGILIA GENERAL DE DIFUNTOS DE LA ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA EN MÁLAGA


 

   Se celebró en los Santos Mártires la vigilia de difuntos que organiza anualmente el Consejo Diocesano de ANE Málaga, presidió la ceremonia el Director Espiritual Rvdo. D. Federico Cortés Jiménez. Asistieron los miembros del Consejo y adoradores de los diferentes turnos de la Sección de Málaga, entre ellos nuestro turno Virgen de las Penas. 


  Tras el rezo del Santo Rosario tuvo lugar la celebración de la Sagrada Eucaristía, durante la homilía de la Misa destacó Don Federico la importancia de que los cristianos tengamos fe para creer en la vida eterna, pues gracias a la muerte de Jesucristo en la Cruz poseemos dicha vida,
Rvdo. D. Federico Cortés Jiménez,
Director espiritual de A.N.E,
los cristianos no damos culto a la muerte, dijo, porque somos creyentes de la vida, tan solo veneramos a los difuntos. Se nombraron los adoradores difuntos de este año y que están junto al Señor para gozar de una nueva vida.

   Finalizada la comunión eucarística tuvo lugar la Exposición de Su Divina Majestad, donde en silencio hubo un tiempo de meditación individual ante Dios presente, tras el silencio, la oración y rezo colectivo, se hizo lectura del capítulo 15, versículos 12 a 34, de la primera carta del apóstol S. Pablo a los Corintios y la carta 19 de San Braulio de Zaragoza obispo.

   Recibimos la bendición con el Santísimo y después de la Reserva se cantó la “Salve Regina” a la Virgen.

   El  Presidente del Consejo, D. Jesús Sojo Marín agradeció a la asistencia a todos los presentes a quienes emplazó para la cita prevista del próximo día 7 para asistir de peregrinación a la S.I.C. desde la Iglesia de San Juan Bautista, partiendo a las 17,30 h. para realizar el jubileo de la misericordia atravesando la Puerta Santa, y participar de la Eucaristía de 18,30 h.
Ante María Santísima de la Misericordia se rezó "Salve Regina" cantada.
Comenzó la vigilia el día 1 de noviembre a las 21,30 horas.
 
 
Por: Fabio Antonio Fernández Torres.
Presidente del turno Virgen de las Penas.

jueves, 27 de octubre de 2016

POSTRIMERÍAS Y VIDA ETERNA. Vigilia de noviembre del turno Virgen de las Penas.

La vigilia tendrá lugar en el Oratorio de la Hermandad de las Penas, el viernes 4 de noviembre del presente a partir de las 20 horas.A continuación transcribo el texto del boletín "velad y orad" nº 592, págs. 16-17,  que será el que sirva para la reflexión de esta vigilia de noviembre.

POSTRIMERÍAS Y VIDA ETERNA.

Estamos en el último mes del año litúrgico, y la Iglesia nos invita, una vez más, a elevar nuestra mirada a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; y al mirarle, pedirle la gracia de abrir la perspectiva  de nuestro caminar en la tierra y contemplar el horizonte de los días con la luz de  la Vida Eterna.  “Ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo” (Jn 17, 3). 
Esa perspectiva la resumimos en cuatro palabras: Muerte, Juicio, Infierno y Gloria, que los cristianos conocemos con el nombre de Postrimerías.
Muerte. Nos conmovemos ante la muerte de una persona querida, de un familiar, de un amigo. Sabemos que ya no volveremos a verlos sobe la tierra, y, a la vez, sabemos que la vida del hombre no acaba en la muerte, que la vida del hombre no se cierra en el cementerio.
“El cristiano que une su propia muerte a la de Jesús ve la muerte como una ida hacia Él y la entrada en la vida eterna. Cuando la Iglesia dice por última vez las palabras del perdón de la absolución de Cristo sobre el cristiano moribundo, lo sella por última vez con una unción fortificante y le da a Cristo en el viático como alimento para el viaje” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1020).
No sabemos ni el día ni la hora en que el Señor nos llamará a su presencia. “Sabéis bien que el día del Señor llegará como ladrón de noche” (1 Tes 5, 2). Ante la muerte hemos de pedir la gracia de reaccionar con serenidad; de prepararnos al encuentro con Dios, recibiendo la Unción de los Enfermos. Nos recuerda san Pablo: “No queremos, hermanos, que ignoréis lo tocante a la suerte de los que durmieron, para que no os aflijáis como los demás que carecen de esperanza” (1 Tes 4, 12-13). Y nuestra esperanza está en el amor que Dios nos tiene. Al crearnos, Dios soñó con nuestra salvación, con que un día pudiéramos verle cara a cara en el Cielo.: “Ésta es la voluntad de Dios: Que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad”. 
Antes, y después de la muerte, el Juicio. Vemos nuestra vida delante de Dios. Nos daremos cuenta de lo poco que le hemos amado; del amor tan ligero con el que hemos servido a los demás; contemplaremos nuestras buenas acciones y nuestras malas obras.
Preparado con el Sacramento de la Unción de los Enfermos, el cristiano dispone su alma para vivir ese “gozo” del que habla san Josemaría: “¿No brilla en tu alma el deseo de que tu Padre-Dios se ponga contento cuando te tenga que juzgar?” (Camino, 746).
El juicio lleva consigo una sentencia,
Juicio final. Capilla Sixtina.
que el mismo Cristo nos anunció: “
Llega la hora en que cuantos están en los sepulcros oirán su voz y saldrán: los que han obrado el bien, para la resurrección de la vida, y los que han obrado el mal, para la resurrección del juicio” (Jn 5, 28-29).
“Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo, bien a través de una purificación (…), bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo (…), bien para condenarse inmediatamente para siempre (…). (CIC n. 1022).
La Iglesia nos recuerda que, antes de poder recibir nuestra alma todo el amor de Dios, que es el Cielo: “Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo” (CIC n. 1030).
“La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos, que es completamente distinta del castigo de los condenados” (CIC n. 1031).
Infierno. El Papa Francisco nos recuerda su existencia en el Mensaje de Cuaresma de este año. Hablando de la necesidad de vivir las obras de misericordia corporales y espirituales, por el bien que hacen al alma para ver a Cristo en los demás, y crecer así en el amor a Dios, señala: “Sin embargo, siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno.”
“Dios, que nos ha creado sin nosotros, no nos salvará sin nosotros”, nos dice san Agustín; y el Catecismo nos lo recuerda: 
“Salvo que elijamos libremente amarle, no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos (…) Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra “infierno” (CIC n. 1033). 
Cielo“Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor 2, 9) 
Dios nos ha creado “para que le conozcamos, le amemos, le sirvamos en esta tierra”, y podamos así vivir eternamente con Él en el cielo”. El Señor nos lo recuerda: “Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo” (Mt 25, 34 ss). 
“Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están perfectamente purificados, viven para siempre con Cristo. Son para siempre semejantes a Dios, porque lo ven “tal cual es” (1 Jn 3, 2), cara a cara (cf. 1 Cor 13, 12; Ap 22, 4). (Catecismo, 1023).
Nuestro Señor Jesucristo, que quiere “que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”, quiere abrirnos a todos las puertas del Cielo; pero el hombre en uso de su libertad puede rechazar ese regalo de Dios, cerrar las puertas a la gracia y obstinarse en hacer el mal.
A la Virgen Santísima, Reina de Cielos y Tierra, le rogamos con toda confianza filial, que “ruegue por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”, y prepare nuestra alma para vivir con Ella en el Cielo.

Cuestionario
1.- ¿Procuro vivir en amistad con Cristo, en gracia de Dios, muerto al pecado; y estar abierto al abrazo definitivo con Dios, que es la muerte que Dios quiere para nosotros?
2.- ¿Rezo por las almas del Purgatorio, y les pido que me ayuden a amar más al Señor, a lo largo de la jornada de cada día?
3.- ¿Me acuerdo alguna vez de las palabras del apóstol san Pablo: ”Ni ojo vio, ni oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman”? (1 Cor 2, 9).”


Para la vigilia será necesario traer el manual del adorador, en esta ocasión se usará el esquema III de tiempo ordinario, página 131 y sucesivas.

FIN DEL AÑO DE LA MISERICORDIA?

Un año Jubilar de la Misericordia que efectivamente concluye el próximo 20 de noviembre, durante la festividad de Jesucristo Rey del Universo y que el Papa Francisco clausurará en Roma.
La bula "Misericordiae Vultus" fue la que convocó dicho año Jubilar, intención del Papa para que todos tengan el bálsamo de la misericordia de Dios, y puedan gozar del presente en el Reino de Dios también presente.>>>Pincha aquí y lea la bula <<<

. “Eterna es su misericordia”: es el estribillo que acompaña cada verso del Salmo 136 mientras se narra la historia de la revelación de Dios. 

Dicho esto, la misericordia que ha representado este año jubilar extraordinario, no debe concluir efectivamente nunca, sino que continúe eternamente su acción bondadosa, demostrando nuestra preocupación por el prójimo al que amamos con todo nuestra predisposición, y entrar en un cultura de la misericordia como he propuesto ya en varios artículos.  Quien la convocó así lo pedía: para siempre fuera una de las bases más importantes de los cristianos.

La falta de paz, la esclavitud, la exclusión, la pobreza, la persecución aún persisten en nuestro mundo, y somos responsables todos, no podemos permitir esta desolación, falta de esperanza y caridad entre los hombres;  para cambiarlo tenemos que empezar por ser misericordiosos, generosos, dialogantes, alegres, evangelizadores, predicar nuestra fe, la del amor y la vida eterna, la de la resurrección, comenzando por nuestro alrededor más inmediato, nuestra familia, amigos, conocidos, todo ello sin miedo, sin soberbia, siendo valientes, humildes, así  prodigará el amor y abatirá el odio.

La Iglesia Católica es una Iglesia viva de un Dios vivo, porque Dios está entre nosotros, y lo tenemos de cuerpo presente en el Sagrario, y a Dios lo adoramos porque es nuestro Creador,  junto a Él, es solo posible ahuyentar y alejar al demonio. 

No nos alejemos de la fe, perseveremos a diario, conociendo, leyendo, estudiando, en definitiva, formándonos para en la vida actuar con más firmeza el camino del Señor, y lo tenemos también presente con el Espíritu Santo que nos fortalece y nos cuida con energías renovadas en cada momento. La Trinidad Santa de nuestra fe, de nuestro único Dios nos lleva siempre al gozo y al amor de un Reino distinto, donde los soberanos somos todos sus hijos llenos de paz.

Con María Santísima tenemos un gran escudo contra las amenazas demoníacas que se nos presentan a diario; sólo recordar la dulzura y paz de la Madre de Dios nos inspira perseverancia en la Fe.


Sigamos usando la misericordia como fuente para alimentar a nuestro prójimo.


Este artículo lo escribe Fabio Antonio Fernández Torres, Presidente del turno Vigen de las Penas. ANE. Málaga.



martes, 25 de octubre de 2016

VIGILIA GENERAL DE DIFUNTOS.

El martes 1 de noviembre, el Consejo Diocesano de Málaga de ANE, organiza la VIGILIA GENERAL DE DIFUNTOS a partir de las 21,30 h. en la Parroquía de los Santos Mártires San Ciriaco y Santa Paula de Málaga, al cual pertenecemos.

Los adoradores del turno Virgen de las Penas participaremos de dicha vigilia que aplicaremos por las almas de todos nuestros hermanos adoradores de nuestra obra, así como por las almas de nuestros familiares y conocidos. Es necesario llevar el manual.

María Santísima de las Penas

Creemos, Señor, que estas realmente presente en la Eucaristía, y te adoramos, Jesucristo, Dios y hombre.
Y porque deseamos expresarte nuestra fe, nuestra esperanza, nuestro amor y nuestro deseo de permanecer siempre contigo.
Venimos Señor, a tu presencia.

EL PERDÓN SINCERO A NUESTRO HERMANO EN EL SEÑOR.

Presentémonos al Señor con el perdón a nuestros hermanos, un perdón sincero, entregándole toda la confianza, mostrándonos humildes y arrepentidos de juzgar al que tenemos que amar, al prójimo, máxime cuando sin culpa, como Cristo Nuestro Señor, fue juzgado y condenado por los hombres. No seamos fariseos, de falso corazón, con argucias y gestos "cara a la galería" ocultando las imperfecciones, faltas y pecados que cometemos todos los mortales, seamos cargadores, cada uno, de nuestra cruz, con humildad y cada vez que caigamos, volver a levantarnos, seguir nuestro calvario personal, hablando con nuestro Padre Celestial y pidiéndole su auxilio y su gracia, amándole sobre todas las cosas, teniendo presente siempre a la Santísima Virgen que nos proporciona dulzura y amor a raudales.
Actuar con valentía, sin soberbia, humildes, estemos siempre, ¡siempre intentando conocer a Cristo!, ¿qué hizo Cristo en cualquier situación que se nos presenta?

Fabio Antonio Fernández Torres
Presidente del turno Virgen de las Penas de ANE
Málaga.


martes, 4 de octubre de 2016

VIGILIA DE OCTUBRE. Turno "Virgen de las Penas". 7/10/2016 a las 20 h.

El próximo 7 de febrero, viernes a las 20 horas comenzará precisamente con el rezo del Santo Rosario en el Oratorio de la Hermandad de las Penas la cita mensual de nuestro turno para celebrar la vigilia de este mes, a continuación pasaremos al turno de reflexión y se tratará el tema del Santo Rosario que reproduzco a continuación y que también hallaréis en el boletín de estos meses. 

Acordaros de invitar a familiares, amigos y conocidos para que acudan a conocer nuestra vigilia.

El Santo Rosario

“El mes de octubre está dedicado al Santo Rosario, singular oración contemplativa con la que, guiados por la Madre celestial del Señor, fijamos nuestra mirada en el rostro del Redentor, para ser configurados con su misterio de alegría, de luz, de dolor y de gloria” (Benedicto XVII, 5-X-2007)
“El Rosario de la Virgen María, difundido gradualmente en el segundo Milenio bajo el soplo del Espíritu de Dios, es una oración apreciada por numerosos Santos y fomentada por el Magisterio. En su sencillez y profundidad, sigue siendo también en este tercer Milenio apenas iniciado una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad.”
“El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la Cristología. (…) En él resuena la oración de María, su perenne Magnificat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal. Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor”(Juan Pablo II. Rosarium Virginis Mariae, n. 1).
Estas líneas del comienzo de la Carta Apostólica Rosario de la Virgen María, nos pueden servir de guía para nuestra meditación ante el Santísimo Sacramento en este mes de octubre. En compañía de la Virgen, y dirigiéndole las mismas palabras con las que le acogió su prima  Santa Isabel, vamos contemplando la vida de su Hijo Jesucristo. Y la contemplamos, pidiéndole a Santa María que nos enseñe a ver a Jesús con la mirada con la que Ella le contempló desde el nacimiento en Belén hasta su muerte en el Gólgota; con los ojos con los que Ella goza ahora ya de la visión eterna del rostro de Dios.
“El rezo del Santo Rosario, con la consideración de los misterios, la repetición del Padrenuestro y del Avemaría, las alabanzas a la Beatísima Trinidad y la constante invocación a la Madre de Dios, es un continuo acto de fe, de esperanza y amor, de adoración y reparación” (Josemaría Escrivá, Santo Rosario).
De fe, porque al contemplar los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos, reafirmamos nuestra fe en la humanidad santísima de Cristo que queda muy bien resumida, y muy bien expresada, en los veinte misterios que hoy componen el Santo Rosario: su infancia, el comienzo de su vida pública, su pasión y muerte; su resurrección y gloria en compañía del Espíritu Santo y la exaltación de la Virgen María.
De esperanza, porque de la mano de la Virgen estamos siempre unidos al amor de Dios, en todas las situaciones de nuestra vida cristiana: “Rosario bendito de María, dulce cadena que nos vuelve a unir con Dios, vínculo de amor que nos unes a los ángeles. Torre de salvación en los asaltos del infierno. Nosotros no te dejaremos jamás. Para ti será el último beso de la vida que se apaga. Y el último acento de nuestros labios será tu nombre suave, oh Reina del Rosario, Madre nuestra querida, Refugio de pecadores. Seas bendita en todas partes, hoy y siempre” (Juan Pablo II, 8-V-1983).
De caridad, porque con Ella aprendemos a amar como Cristo nos amó, y podremos vivir el “mandamiento nuevo”. Comentando la visitación de María a su prima santa Isabel, señala Benedicto XVI: “¿Qué impulsó a María, una joven, a afrontar aquel viaje? Sobre todo, ¿qué la llevó a olvidarse de sí misma, para pasar los tres primeros meses de su embarazo al servicio de su prima, necesitada de ayuda? La respuesta está escrita en un salmo: “Corro por el camino de tus mandamientos (Señor), pues tú mi corazón dilatas” (Sal 118, 32). El Espíritu Santo, que hizo presente al Hijo de Dios en la carne de María, ensanchó su corazón hasta la dimensión del de Dios y la impulsó por la senda de la caridad” (Benedicto XVI, 31-V-2007).
Y en este Año Jubilar de la Misericordia, el rezo del Santo Rosario será una luz que ilumine nuestros corazones para pedir perdón al Señor de nuestros pecados, que nos mueva a acudir al sacramento de la Reconciliación y a alimentarnos de la Eucaristía, en gracia de Dios, y recibirlo “con la pureza, humildad y devoción con que los recibió su Santísima Madre”. Hagamos nuestra, en este año, la sugerencia del Papa Francisco para un mes de mayo:
“Desearía recordar la importancia y la belleza de la oración del santo Rosario. Recitando el Avemaría, se nos conduce a contemplar los misterios de Jesús, a reflexionar sobre los momentos centrales de su vida, para que, como para María y san José, Él sea el centro de nuestros pensamientos, de nuestras atenciones y acciones. Sería hermoso si, sobre todo en este mes de mayo, se recitara el santo rosario o alguna oración a la Virgen María juntos en familia, con los amigos, en la parroquia. La oración que se hace juntos es un momento precioso para hacer aún más sólida la vida familiar, la amistad. Aprendamos a rezar más en familia y como familia” (2-V-2013).

Cuestionario
1.- ¿Rezo con frecuencia el Santo Rosario, siguiendo el buen ejemplo que nos han dado tantos Papas y tantos santos y santas?
2.- ¿Animo a amigos, compañeros, familiares, a rezar alguna vez el Santo Rosario en alguna Ermita dedicada a la Santísima Virgen?
3.- ¿Medito en mi interior la escena de la vida de Jesús que contemplamos en cada misterio?

martes, 30 de agosto de 2016

vigilia de septiembre, viernes día 2 a las 20,30 h. en el Oratorio de la Hdad. de las Penas.

Tema de reflexión para la vigilia: La Exaltación de la Santa Cruz

“Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en Él está nuestra salvación, vida y resurrección; Él nos ha salvado y liberado” (Gál 6, 14).
“Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó a la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna” (Jn 3, 13-14).
“Y Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia Mi. Decía esto señalando de qué muerte iba a morir” (Jn 12, 32-33).
Hasta el final de los tiempos, la Cruz de Cristo en el monte Calvario será una Luz que brille en las tinieblas del pecado y en la oscuridad del mundo; será el misterio en el que el hombre no penetrará nunca en la plenitud de su significado: el Amor de Dios manifestado en la Cruz de Cristo. Amor que alimenta toda nuestra vida de hijos de Dios en Cristo Jesús.
“Dios nos manifiesta su amor en que, siendo todavía pecadores, Cristo murió por nosotros... Hemos sido reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, cuando nosotros todavía éramos pecadores” (Rom 5, 8-10).
Ya desde pequeños nos han enseñado que:
“Todo fiel cristiano // está muy obligado// a tener devoción // de todo corazón// a la Santa Cruz// porque en ella quiso morir// para nos redimir”.
La devoción que queremos vivir a la Cruz, nos manifiesta el amor de Dios y la gravedad de nuestro pecado; y a la vez nos permite vislumbrar el amor de Dios en Cristo Nuestro Señor. Contemplando a Cristo clavado en la Cruz se agranda nuestro corazón y, arrepentidos de nuestros pecados, nuestra alma se llena de vergüenza, de dolor, de pena por haber ofendido al Señor, por haberle amado tan poco y anhela amar de nuevo, y con nuevo corazón, a Quién vivió nuestra muerte por Amor.
Besando la Cruz los mártires, hombres y mujeres, han entregado su vida a Cristo; adorando la Cruz tantos misioneros han convertido a pueblos enteros en todos los rincones de la tierra, porque han comprendido que Cristo murió en la Cruz para convencernos de que “Tanto amó Dios al mundo que le entregó su Hijo Unigénito”.
Besando la Cruz tantos padres y madres de familia han encontrado la fortaleza necesaria para vencer, con una sonrisa, los malos momentos que en ninguna familia faltan.
“Una Cruz. Un cuerpo cosido con clavos al madero. El costado abierto...Con Jesús quedan sólo su Madre, unas mujeres y un adolescente. Los apóstoles ¿dónde están? ¿Y los que fueron curados de sus enfermedades: los cojos, los ciegos, los leprosos?...¿Y los que le aclamaron?...¡Nadie responde! Cristo, rodeado de silencio.
También tú puedes sentir algún día la soledad del Señor en la Cruz. Busca entonces el apoyo del que ha muerto y Resucitado. Procúrate cobijo en las llagas de sus manos, de sus pies, de su costado. Y se renovará tu voluntad de recomenzar, y reemprenderás el camino con mayor decisión y eficacia” (Josemaría Escrivá, Via Crucis).
En la Cruz, y con el Amor de Dios, descubrimos su ternura, su misericordia, la cercanía, que Dios quiere vivir con nosotros en su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.
Desde la Cruz, el Señor nos entregó a María, su Madre, como Madre nuestra; y nos dio a Ella como hijos, para que nos cuide, nos proteja, y nos enseñe a estar firmes en medio de nuestras tribulaciones, de los obstáculos y de las contradicciones, que tantas veces nos encontramos en nuestro vivir cristiano.
Cristo desde la Cruz nos abre los ojos del alma para que lleguemos a dar sentido a todos nuestros sufrimientos. Él sufre con nosotros y en nosotros, y nos dice que, unidos a Él, Él está con nosotros redimiendo el mundo. Y nuestros dolores se unen a sus padecimientos, para gloria de Dios Padre y redención del mundo. La Cruz es el gran signo de contradicción, y Cristo seguirá clavado en la Cruz hasta el final de los tiempos.
Sobre cada Sagrario que custodia a Cristo vivo sacramentalmente en la Eucaristía, hay una cruz, un Crucificado. Él, que murió por nosotros, nos llama desde la Cruz y nos manifiesta todo Su Amor.
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
(Lope de Vega)
María permaneció firme al pie de la Cruz y sostuvo en la fe a los apóstoles, a los discípulos, en espera del día glorioso de la Resurrección. A Ella le pedimos el día en la que la Iglesia celebra la fiesta de la Virgen de los Dolores: “Haz que su Cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio; porque me inflame y encienda, y contigo me defienda en el día del juicio” (Stabat Mater).
Recemos por quienes quieren arrancar la Cruz de Cristo de las torres de las Iglesias, de los cruces de caminos,… en el afán de quitar del horizonte de su mirada cualquier señal del Amor de Dios; y pidamos al Espíritu Santo que nos dé un gran amor a la Cruz y al Crucificado: “Porque en ella quiso morir, para nos redimir”.
* * * * * *
Cuestionario
¿Tengo en alguna pared de mi casa un Crucifijo al que pueda elevar mi mirada en cualquier momento?
¿Descubro en la Cruz el Amor misericordioso de Dios, y le manifiesto mi amor, mi fe, para calmar su sed?
¿Me arrepiento de mis pecados, y le pido perdón al Señor, al contemplar la Cruz?

Entrada destacada

VIGILIA DE ABRIL, Viernes 19 en el Oratorio de las Penas