Nos siguen

martes, 30 de agosto de 2016

vigilia de septiembre, viernes día 2 a las 20,30 h. en el Oratorio de la Hdad. de las Penas.

Tema de reflexión para la vigilia: La Exaltación de la Santa Cruz

“Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo: en Él está nuestra salvación, vida y resurrección; Él nos ha salvado y liberado” (Gál 6, 14).
“Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó a la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna” (Jn 3, 13-14).
“Y Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia Mi. Decía esto señalando de qué muerte iba a morir” (Jn 12, 32-33).
Hasta el final de los tiempos, la Cruz de Cristo en el monte Calvario será una Luz que brille en las tinieblas del pecado y en la oscuridad del mundo; será el misterio en el que el hombre no penetrará nunca en la plenitud de su significado: el Amor de Dios manifestado en la Cruz de Cristo. Amor que alimenta toda nuestra vida de hijos de Dios en Cristo Jesús.
“Dios nos manifiesta su amor en que, siendo todavía pecadores, Cristo murió por nosotros... Hemos sido reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, cuando nosotros todavía éramos pecadores” (Rom 5, 8-10).
Ya desde pequeños nos han enseñado que:
“Todo fiel cristiano // está muy obligado// a tener devoción // de todo corazón// a la Santa Cruz// porque en ella quiso morir// para nos redimir”.
La devoción que queremos vivir a la Cruz, nos manifiesta el amor de Dios y la gravedad de nuestro pecado; y a la vez nos permite vislumbrar el amor de Dios en Cristo Nuestro Señor. Contemplando a Cristo clavado en la Cruz se agranda nuestro corazón y, arrepentidos de nuestros pecados, nuestra alma se llena de vergüenza, de dolor, de pena por haber ofendido al Señor, por haberle amado tan poco y anhela amar de nuevo, y con nuevo corazón, a Quién vivió nuestra muerte por Amor.
Besando la Cruz los mártires, hombres y mujeres, han entregado su vida a Cristo; adorando la Cruz tantos misioneros han convertido a pueblos enteros en todos los rincones de la tierra, porque han comprendido que Cristo murió en la Cruz para convencernos de que “Tanto amó Dios al mundo que le entregó su Hijo Unigénito”.
Besando la Cruz tantos padres y madres de familia han encontrado la fortaleza necesaria para vencer, con una sonrisa, los malos momentos que en ninguna familia faltan.
“Una Cruz. Un cuerpo cosido con clavos al madero. El costado abierto...Con Jesús quedan sólo su Madre, unas mujeres y un adolescente. Los apóstoles ¿dónde están? ¿Y los que fueron curados de sus enfermedades: los cojos, los ciegos, los leprosos?...¿Y los que le aclamaron?...¡Nadie responde! Cristo, rodeado de silencio.
También tú puedes sentir algún día la soledad del Señor en la Cruz. Busca entonces el apoyo del que ha muerto y Resucitado. Procúrate cobijo en las llagas de sus manos, de sus pies, de su costado. Y se renovará tu voluntad de recomenzar, y reemprenderás el camino con mayor decisión y eficacia” (Josemaría Escrivá, Via Crucis).
En la Cruz, y con el Amor de Dios, descubrimos su ternura, su misericordia, la cercanía, que Dios quiere vivir con nosotros en su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.
Desde la Cruz, el Señor nos entregó a María, su Madre, como Madre nuestra; y nos dio a Ella como hijos, para que nos cuide, nos proteja, y nos enseñe a estar firmes en medio de nuestras tribulaciones, de los obstáculos y de las contradicciones, que tantas veces nos encontramos en nuestro vivir cristiano.
Cristo desde la Cruz nos abre los ojos del alma para que lleguemos a dar sentido a todos nuestros sufrimientos. Él sufre con nosotros y en nosotros, y nos dice que, unidos a Él, Él está con nosotros redimiendo el mundo. Y nuestros dolores se unen a sus padecimientos, para gloria de Dios Padre y redención del mundo. La Cruz es el gran signo de contradicción, y Cristo seguirá clavado en la Cruz hasta el final de los tiempos.
Sobre cada Sagrario que custodia a Cristo vivo sacramentalmente en la Eucaristía, hay una cruz, un Crucificado. Él, que murió por nosotros, nos llama desde la Cruz y nos manifiesta todo Su Amor.
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
(Lope de Vega)
María permaneció firme al pie de la Cruz y sostuvo en la fe a los apóstoles, a los discípulos, en espera del día glorioso de la Resurrección. A Ella le pedimos el día en la que la Iglesia celebra la fiesta de la Virgen de los Dolores: “Haz que su Cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio; porque me inflame y encienda, y contigo me defienda en el día del juicio” (Stabat Mater).
Recemos por quienes quieren arrancar la Cruz de Cristo de las torres de las Iglesias, de los cruces de caminos,… en el afán de quitar del horizonte de su mirada cualquier señal del Amor de Dios; y pidamos al Espíritu Santo que nos dé un gran amor a la Cruz y al Crucificado: “Porque en ella quiso morir, para nos redimir”.
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Cuestionario
¿Tengo en alguna pared de mi casa un Crucifijo al que pueda elevar mi mirada en cualquier momento?
¿Descubro en la Cruz el Amor misericordioso de Dios, y le manifiesto mi amor, mi fe, para calmar su sed?
¿Me arrepiento de mis pecados, y le pido perdón al Señor, al contemplar la Cruz?

sábado, 6 de agosto de 2016

Vigilia de Agosto, ¡Dios no tiene vacaciones!

En la Parroquia de los Santos Mártires se celebró la vigilia de agosto, por los turnos "Virgen de las Penas", "Santo Domingo de Guzmán" y "San Ciriaco y Santa Paula", el tema de reflexión "La Asunción de Nuestra Señora al Cielo", donde se meditó y se leyó del boletín "Velad y Orad" correspondiente el contenido para dicha reflexión, dirigió el cura-párroco D. Felipe Reina Hurtado, que destacó esta festividad de la Virgen y nos transmitió la importancia en la Iglesia y para los fieles; el Papa Francisco, nos dice un texto del boletín: "Ella ha entrado definitivamente en la gloria del Cielo. Pero esto no significa que esté lejos, que se separe de nosotros. María por el contrario, nos acompaña, habla con nosotros. Sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal".
La vigilia de esta jornada de Adoración Eucarística se aplicó por las siguientes intenciones: por la mejoría y reestablecimiento del Rvdo. D. Alfonso Casamayor Palacio, por la pronta recuperación del adorador D. Sebastián Rivas Briales, por los familiares de los adoradores de nuestros turnos, para que se acaben todas las guerras y actos terroristas.
A continuación se pasó a la Iglesia y ante la Exposición de su Divina Majestad se realizaron los rezos y lecturas del tiempo ordinario correspondiente al día según el manual, tras ello se realizó el turno de vela, donde en meditación individual y silenciosa cada adorador está en íntima relación paterno-filial con el Santísimo.
Tras las preces expiatorias, las completas y oración la Santísima Virgen se hizo la Reserva.



Creo que deberíamos de reflexionar como conseguir atraer mas invitados a nuestra cita con el Señor y se sientan llamados por la vocación, sobre todos los más jóvenes, para que nunca defallezca la obra. ¡Pidamoslo a quien nunca está de vacaciones!

lunes, 1 de agosto de 2016

VIERNES 5 DE AGOSTO A LAS 21 H. EN LA PARROQUIA DE LOS SANTOS MÁRTIRES. Vigilia de Agosto 2016.


LA ASUNCIÓN DE NUESTRA SEÑORA AL CIELO. Tema de reflexión para la Vigilia de Agosto 2016.

La Asunción de Nuestra Señora al Cielo

“Terminado el curso de su vida en la tierra, María fue asunta en cuerpo y alma al Cielo”.
          En María, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, adelanta la plenitud de la santificación del mundo. Realiza todos sus deseos de creación, de redención, de santificación de la criatura humana. María, Asunta al Cielo es la obra perfecta y consumada de Dios,
          María ha recibido en su seno a Dios Hijo en su venida a la tierra. Hoy contemplamos a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que acoge a Santa María, “terminado el curso de su vida en la tierra", para vivir eternamente con Él en el Cielo, y para gozo de los coros celestiales.

“María ha sido llevada por Dios, en cuerpo y alma, a los cielos: ¡y los Ángeles se alegran!”

“Hay alegría entre los ángeles y entre los hombres. ¿Por qué este gozo íntimo que advertimos hoy, con el corazón que parece saltar del pecho, con el alma inundada de paz? Porque celebramos la glorificación de nuestra Madre y es natural que sus hijos sintamos un especial júbilo, al ver cómo la honra la Trinidad Beatísima” (San Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, n. 171).

Los Ángeles y los Arcángeles se alegran de verla; la contemplan; y nosotros nos unimos a su gozo y al de toda la creación. La contemplan; y nos invitan a que pongamos en Ella nuestra mirada, para que un día, podamos también nosotros estar eternamente con Ella en el Cielo, y ver realizado el sueño de Dios sobre todas sus criaturas: vivir eternamente con sus hijos, los hombres, acompañados de su Madre y nuestra Madre, María.

Y en el Cielo, María nos invita a todos a renovar nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra caridad.

Nuestra fe, porque Ella es la primera criatura que vive en su cuerpo y en su alma la Resurrección de Cristo; la primera criatura que vive la resurrección de la carne, y que contempla cara a cara a Dios, en el Cielo, en su cuerpo glorioso. “En María elevada al Cielo, plenamente partícipe de la Resurrección de su Hijo, contemplamos la realización de la criatura humana según el “mundo de Dios” (Benedicto XVII; 15-VIII-2010).

Nuestra esperanza, porque ya en el Cielo, nos muestra que Dios es fiel en sus promesas, que cumple sus palabras. Dijo Jesús: “Ésta es la vida eterna, dijo Jesús, que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien Tú has enviado” (Jn 17, 3); y con Ella no perderemos jamás la esperanza de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.



Esperanza, porque su mirada materna nos transmite el amor que Dios nos tiene, y llena nuestra alma del Espíritu Santo, como ocurrió cuando visitó a su prima santa Isabel.
Nuestra caridad, y para darnos una caridad que nos mueva a perdonar y a amar a todos, con el amor con que nos ama su Hijo Jesucristo. Nos hace partícipes de la caridad que llevó a su corazón a perdonar a los que crucificaron a su Hijo y a rezar por ellos. Y a rezar y a perdonar por todos los que de una manera u otra le ofenden.
Madre de Dios y Madre nuestra. Desde el Cielo, con su tierna mirada de madre amorosa, nos envía el Espíritu Santo para que renovemos nuestra fe en la vida eterna, y prepare nuestro corazón para acogerlo.
Ella ha entrado definitivamente en la Gloria del Cielo. Pero esto no significa que esté lejos, que se separe de nosotros; María, por el contrario, nos acompaña, lucha con nosotros. Sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal” (Papa Francisco, 15-VIII-2013) .
En el Cielo, la Virgen María intercede por las almas benditas del Purgatorio, para que lleguen a gozar de Dios eternamente. Pongamos en sus manos las almas de nuestros seres queridos difuntos, para que sea para todos la puerta del Cielo. Y María quiere ser “puerta del cielo” también para nosotros, que peregrinamos en la tierra, porque nos hace descubrir la alegría de Cristo Misericordioso, al perdonar nuestros pecados.
“Contemplando el misterio de tu Asunción, oh María, aprendemos a valorar las realidades terrenas en su justa luz. Ayúdanos a no olvidar nunca que nuestra verdadera y definitiva morada es el Cielo y a sostenernos en el esfuerzo de hacer nuestra convivencia aquí abajo cada vez más fraterna y solidaria. Haznos agentes de justicia y artífices de paz en el nombre de Cristo, nuestra auténtica paz” (Juan Pablo II, 15-VIII-96).
María, asunta en el Cielo, es para todos sus hijos peregrinos en la tierra la luz, la aurora que anuncia el amanecer que esperamos; la Luz que ilumina la tiniebla de nuestro corazón pobre y limitado.
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Cuestionario
1.- ¿Me alegro al contemplar a la Virgen Santísima, ya en el Cielo, en cuerpo y alma gloriosos?
2.- Me doy cuenta de que la devoción a la Madre de Dios prepara mi corazón para recibir con docilidad al Espíritu Santo?
3.- Si el diablo me tienta con la tristeza, ¿acudo a Santa María consciente de que Ella es Madre misericordiosa y Causa de nuestra alegría?


Entrada destacada

VIGILIA DE ABRIL, Viernes 19 en el Oratorio de las Penas