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martes, 28 de junio de 2016

VIGILIA DEL TURNO "VIRGEN DE LAS PENAS" Viernes 1 de julio a las 20 h.

Tendrá lugar el próximo viernes 1 de julio del presente a partir de las 20 h. en el Oratorio de la Hermandad de las Penas.
El turno de reflexión versará sobre el Año de la Misericordia, es el siguiente:

El Año de la Misericordia

“La Iglesia está viviendo el Año Santo de la Misericordia, un tiempo de gracia, de paz, de conversión y de alegría, que concierne a todos: grandes y pequeños, cercanos y lejanos. No hay fronteras ni distancias que puedan impedir a la misericordia del Padre llegar a nosotros y hacerse presente entre nosotros” (Mensaje para el Jubileo de la Misericordia de los Jóvenes, 6-enero-2016).
Dios nos ofrece su Misericordia. Jesucristo, desde la Cruz, abre su Corazón Misericordioso, dispuesto a perdonar nuestros pecados. Los hombres podemos rechazar la Misericordia de Dios, y encerrarnos en nuestros pecados. “Siempre queda el peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de soledad que es el infierno” (Mensaje del santo Padre Francisco para la Cuaresma 2016, 4-octubre-2015).
“Pobre” es todo el que necesita del perdón, del afecto, de la comprensión, de Dios y de los hombres; “soberbios, ricos, poderosos”, son los que piensan que no necesitan nada de los demás, los que dicen que se bastan a sí mismos, que son autosuficientes, que no necesitan nada de nadie.
¿Cómo podemos vivir esos tiempos que recuerda el Papa, para que nuestro corazón se ilumine con la luz de la Misericordia de Dios y, después, podamos ser también nosotros misericordiosos?
El primer paso es el tiempo de gracia y acercarnos arrepentidos a Cristo: Dios nos ofrece su Misericordia; nos ama primero y espera nuestra respuesta a su Amor. Nuestra respuesta es la conversión, que comienza con el reconocimiento de nuestro pecado: “Contra Ti, Señor, contra Ti solo pequé”. “Misericordia es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado” (Misericordiae Vultus, n. 2).
“Así entonces, estamos llamados a vivir de misericordia, porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia. El perdón de las ofensas deviene la expresión más evidente del amor misericordioso y para nosotros cristianos es un imperativo del que nos podemos prescindir. ¡Cómo es difícil muchas veces perdonar! Y, sin embargo, el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón” (ibidem, n. 9).
Con la conciencia del pecado y el deseo de pedir perdón al Señor, comienza nuestra conversión, que nos mueve a perdonar también nosotros a quienes nos ofenden, a quienes pretenden hacernos mal, a quienes pecan contra Dios y contra nosotros, y nos une más a Dios. Es el tiempo de paz.
Con el tiempo de paz asentado en nuestra alma, tenemos hambre de estar siempre viviendo con el Señor, sed de amarle, de aprender de su vida, de conocerle mejor para ayudar a los demás a que le conozcan y le amen, hambre de dar testimonio de nuestra fe, para que todos los que nos rodean, toda la Iglesia, el mundo entero, goce de la Luz del Amor de Dios.
“Los Evangelios nos hablan muchas veces de su misericordia, de su capacidad de participar en el dolor y en las necesidades de los demás: se compadece de la viuda de Naím, llora por la muerte de Lázaro, se preocupa de las multitudes que le siguen y que no tienen qué comer, se compadece también sobre todo de los pecadores, de los que caminan por el mundo sin conocer la luz ni la verdad: desembarcando vio Jesús una gran muchedumbre, y se le enternecieron las entrañas, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a instruirles en muchas cosas”. (San Josemaría. Es Cristo que pasa, n. 146)
Anhelando y procurando vivir así, llega para nosotros el tiempo de conversión, que empieza con descubrir que somos pecadores, que Dios quiere que el pecador “se arrepienta y viva”, que necesitamos de su perdón, y Él nos lo da, cuando arrepentidos de nuestro mal obrar y vivir, se lo pedimos, en cualquier momento que se lo pidamos, todas las veces que se lo pidamos.
“La mentalidad contemporánea, quizás en mayor medida que la del hombre del pasado, parece oponerse al Dios de la misericordia y tiende además a orillar de la vida y arrancar del corazón humano la idea misma de la misericordia. La palabra y el concepto de misericordia parecen producir una cierta desazón en el hombre, quien, gracias a los adelantos tan enormes de la ciencia y de la técnica, como nunca, fueron conocidos antes en la historia, se hace dueño y ha dominado la tierra mucho más que en el pasado. Tal dominio sobre la tierra, entendido tal vez unilateral y superficialmente, parece no dejar espacio a la misericordia” (Juan Pablo II. Dives in misericordia, n. 2).
Y en gracia, convertidos y en paz, la Misericordia del Señor abre nuestra alma para poder vivir ese tiempo de alegría que sólo Dios nos puede dar:
“La misericordia que Dios muestra nos ha de empujar siempre a volver. Hijos míos, mejor es no marcharse de su lado, no abandonarle; pero si alguna vez por debilidad humana os marcháis, regresad corriendo. Él nos recibe siempre, como el padre del hijo pródigo, con más intensidad de amor (San Josemaría Escrivá).
La Virgen, Madre de Misericordia, será también para nosotros “Causa de nuestra alegría”: nos ayudará a vivir la Misericordia de Dios y nos enseñará a ser misericordiosos. Acompañaremos a nuestros hermanos los hombres en sus sufrimientos, en sus dolores, en su soledad, en sus miserias; les ayudaremos a pedir perdón por sus pecados y a gozar del Amor Misericordioso de Dios.
Viviendo la Misericordia de Dios, seremos nosotros mismos misericordiosos: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia”.
* * * * * *
Cuestionario
¿Pido perdón a Dios de mis pecados con la confianza con la que el hijo pródigo se acercó a la casa de su padre?
¿Perdono de corazón a todos los que, de una manera o de otra, me han agraviado, sin guardar ningún rencor en el corazón?
¿Pido al Señor la gracia de convertirme a su Amor todos los días, de agrandar así mi corazón y de amar a los demás como Él los ama?

lunes, 13 de junio de 2016

FIESTA DE LAS ESPIGAS, sábado 18 de junio en la Cala de Mijas


Un año más nos disponemos a celebrar solemnemente la Fiesta de Espigas. Por primera ver, tendrá lugar en la parroquia de Santa Teresa de Jesús, de la Cala de Mijas. En esta comunidad parroquial está nuestro Director Espiritual Diocesano.


ORDEN DE LA FIESTA:

22:45 h.               Concentración de banderas y adoradores en la explanada junto a la Tenencia de Alcaldía.

23:00 h.               Procesión de banderas. Vísperas unidas a la Santa Misa.
                                 Exposición del Santísimo Sacramento.
                                 Oración de presentación de adoradores.
                                  Invitarorio. Santo Rosario.
01:00    a  05:00 h.     Se dispondrán entre todos los turnos de la provincia y de la capital, 5 turnos.
06:00    h.              Te Deum, Laudes, procesión con el Santísimo y bendición de los campos y mares.
                              Regreso a la parroquia y reserva sacramental.
                              Cántico a Nuestra Señora.


Para comodidad en el desplazamiento desde Málaga a La Cala de Mijas, el Consejo Diocesano tendrá un autobús con salida desde el Banco de Santander, frente a El Corte Inglés.con salida el día 18 a las 21,15 hioras.  La ida y vuelta precio de 5€.

Para reservas 952 22 22 65 en horario de 11,30 a 13,00 de lunes a viernes.

domingo, 5 de junio de 2016

ESPLÉNDIDA PROCESIÓN DE SU DIVINA MAJESTAD POR LOS MÁRTIRES

Adoradores de los turnos Virgen de las Penas, Sto. Domingo de Guzmán y Santos Patronos participaron en la Procesión del Santísimo por la feligresía de los Mártires portando el Palio de Respeto de Su Divina Majestad.
La procesión partió tras finalizar la Sagrada Eucaristía, una procesión muy bien organizada que recorrió algunas calles de la feligresía, donde se instalaron altares, en San Juan de Dios,  Hogar de Pozos Dulces, Oratorio de las Penas, Hermandad de Viñeros. 
Celebración de la Octava del Corpus, un día esplendoroso como la Procesión, donde participaron también las distintas Hermandades de Pasión y de Gloria de la Parroquia.
Fotografía: Paso del Santísimo por Calle Mosquera, de recogida, al fondo la torre de Los Mártires. Fabio Antonio Fernández Torres. Adorador del turno Virgen de las Penas.

Dios recorre todos los caminos, su infinita Misericordia es derramada a su paso por la feligresía, frutos de Fe ahondaran en sus criaturas.


viernes, 3 de junio de 2016

Tema de reflexión para junio: El Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo

El Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo
         
   “Quien me ve a Mí, ve al Padre” (Jn 14, 9), dijo el Señor a los Apóstoles. Quien contempla el Corazón de Nuestro Señor, contempla el amor que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo tiene al hombre, podemos decir nosotros.
            “La plenitud de Dios se nos revela y se nos da en Cristo, en el amor de Cristo, en el Corazón de Cristo” (Es Cristo que pasa, n. 163).
            La piadosa devoción al Sagrado Corazón de Jesús hará posible que se realice en nosotros el sueño de San Pablo:
            “Que Cristo habite en vuestros corazones por la fe, para que, arraigados y fundamentados en la caridad, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la hondura, la altura y la profundidad; y conocer también el amor de Cristo que supera todo conocimiento, para que os llenéis por completo de toda la plenitud de Dios” (Ef 3, 17-19).
            Ese amor de Dios, el Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones (cfr. Rm 5, 5), hará posible que nuestra inteligencia se abra a la luz del Amor de Cristo manifestado en la Cruz; que nuestra memoria se abra al Amor escondido en la promesa de vida eterna que Cristo nos da al anunciar la Eucaristía: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vidaJn 6, 54)”; y que nuestra voluntad se abra de verdad a las necesidades de los demás, y así podamos vivir su mandamiento nuevo: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado” (Jn 13, 34).
            Al instituir para toda la Iglesia la fiesta litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús, el Papa Pío XII, señaló con estas palabras el Amor del Corazón de Jesús:
            “Con toda razón, el corazón del Verbo Encarnado es considerado signo y principal símbolo del triple amor con que el Divino Redentor ama continuamente al Eterno Padre y a todos los hombres. Es, ante todo, símbolo del divino amor que en Él es común con el Padre y el Espíritu Santo, y que sólo en Él, como Verbo Encarnado, se manifiesta por medio del caduco y frágil velo del cuerpo humano, ya que en “Él habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente”.             (…)
            “Finalmente, y esto en modo más natural y directo, el Corazón de Jesús es símbolo de su amor sensible, pues el Cuerpo de Jesucristo, plasmado en el seno castísimo de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, supera en perfección, y, por ende, en capacidad perceptiva a todos los demás cuerpos humanos” (Encíclica “Haurietis aquas, 15-mayo-1956).
            ¿Cómo podremos vivir esos tres amores, que nos indican los caminos que hemos de seguir si queremos manifestar con nuestra vida la realidad del Mandamiento Nuevo?
El Señor quiere que, con nuestra vida demos testimonio de ese su amor a los hombres, y además nos indica: “Aprended de Mí, que soy manso y humilde de Corazón”. ¿Cómo podremos amar y aprender del Señor, si no tenemos en nuestro corazón, el amor de su Corazón?
Ya en el Antiguo Testamento, Dios nos anunció por el profeta Ezequiel que daría a los hombres un corazón nuevo:
            “Os daré un corazón nuevo y pondré en vosotros un espíritu nuevo; os arrancaré ese corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro de vosotros mi espíritu y os haré ir por mis mandamientos y observar mis preceptos y ponerlos por obra” (Ez 36, 26-27).
            La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús nos trasmite el rostro de Dios en Cristo Jesús, que se conmueve ante el óbolo de la viuda, que llora ante la muerte de Lázaro, que llora sobre Jerusalén por el mal que se hacen quienes le rechazan y no descubren la “hora de Dios”. El corazón de Dios que tiene sed del agua que bebemos los hombres, del amor de los hombres, y agradece, con la Fe, el vaso de agua de la Samaritana.
La devoción al Sagrado Corazón abre nuestro corazón, nuestra capacidad de amar, en tres dimensiones:
-Amar a Dios, Uno y Trino.
            -Amar a los demás y vivir con ellos la Comunión de los santos en el bien, y sufriendo y padeciendo con ellos en el mal físico y moral, ayudándoles para que se arrepientan de sus pecados y vivan la redención en el amor de Dios.
            -Amar a todos, como Cristo los ama.
            “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn15, 13).
            Damos nuestra vida a Dios adorándole en la Eucaristía, dando testimonio de nuestra Fe, de nuestra Esperanza, de nuestra Caridad, anunciando a amigos y conocidos su Nombre, y rezando con todo el corazón ante el Sagrario por las necesidades de la Iglesia, por el aumento de las vocaciones sacerdotales, por el Papa.
Damos nuestra vida a los demás viviendo con todos sus afanes, sus alegrías, sus tristezas, sus triunfos y sus aparentes fracasos; alejando de nosotros todo egoísmo que nos lleva a pensar solamente en nosotros mismos y en nuestros intereses.
Damos nuestra vida a todos, sirviéndoles con nuestro trabajo profesional, en la casa, atendiendo sus necesidades, también materiales cuando es preciso, acompañándoles para que no sufran la soledad.
            María Santísima, al pie de la Cruz, nos enseña a amar el Corazón de su Hijo que muere amándonos.           
* * * * * *


Cuestionario

  1. - Cristo nos enseñó a amar muriendo en la Cruz por nosotros. ¿Sé amar y servir a los demás, aunque a veces eso me comporte sufrimientos y sacrificios?
  2. - ¿Le pido a Dios Espíritu Santo que me enseñe a amar a Dios Padre con el corazón de Dios Hijo, Jesús?
  3. - ¿Manifiesto mi amor en familia, alegrándome de todo corazón por los dones que Dios nos da?

CELEBRAMOS EL CORAZÓN DE JESÚS. EL AMOR INMENSO HACIA NOSOTROS.

Este mes de junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, imagen de Cristo que representa todo el amor que nos tiene, sin medida.
La foto corres`ponde al altar mayor de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Málaga que pertenece a la Compañía de Jesús.
Os dejo un artículo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, pinchando sobre el siguiente enlace:

El Corazón de Jesús

También celebraremos la vigilia de espigas los adoradores, en esta ocasión en la localidad de Mijas-Calahonda.











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