A pesar de la corrupción humana, de los odios entre hermanos, de los pecados cometidos incesantemente siempre se está a tiempo de evitar la destrucción consecuencia de todas estas maldades, y se está a tiempo recobrando la fe, recobrando la creencia en Dios, tal como hicieron en su tiempo los ninivitas, cuando Jonás fue anunciando por toda Nínive las palabras que el mismo Señor le dijo que proclamara: ¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!.
Los habitantes recobraron la fe y creyeron con fuerza de nuevo en el Señor, así Dios no hizo lo que proclamó Jonás, pues vio que volvieron a la fe.
Si pensamos en la actualidad, ¿no estamos en un tiempo donde la corrupción y el mal avanzan a pasos agigantados dando la espalda al Señor? ¿Estamos contribuyendo a forjar un lugar de paz y armonía en la tierra o todo lo contrario? ¿Se piensa en la persona antes que en la comodidad, en la ambición, en la posesión material, en controlar a núcleos de otras personas para dirigirlos al antojo de los intereses capitalistas, del dinero? ¿dónde queda lo espiritual, la fe, la creencia en Dios? y a nivel particular, ¿dónde dejamos el amor al prójimo?.¿ Paramos un tiempo en estar con el Señor, en hablarle, pensar, meditar, reflexionar, orar junto a Él?
No podemos estar cómodos, tenemos que estar actuando, en nuestro entorno, llevando el evangelio a los demás, con nuestra forma de vivir y hacer las cosas; no podemos aburguesarnos como cristianos, como pide el Papa Francisco, no podemos estar quietos y encerrados en un pequeño entorno cerrado, hay que abrirse, ser agentes evangelizadores, para proclamar como Jonás las consecuencias de desterrar al Señor y no creer en Él, porque eso es la destrucción y queremos la vida, el amor y la paz que nos ofrece nuestro Señor. Llenemos siempre nuestra Iglesia con presencia y participación, que sea la Iglesia el camino perfecto al Creador, y sea su pastoral evangelizadora la que nos lleve por los buenos senderos.
Y lo primero de todo es poner la acción en nosotros mismos, en recuperar la ilusión, la entrega y la constancia en la fe.
Recuperando la creencia estaremos salvados, a un mundo alegre, de paz infinita, de avance del paraiso, de vida eterna, de gloria.
Fabio Antonio Fernández Torres
Presidente del turno "Virgen de las Penas"
Málaga.
