A continuación os dejo el texto que servirá para la reflexión el día de la vigilia, es deseable lean, mediten con detenimiento, pues la grandeza de nuestra religión católica posee mientras más se
conoce un alcance repleto de amor para el bien de la vida humana y su relación divina. Muy interesante también leer el compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, pincha en el siguiente enlace:
REFLEXIÓN
El designio de amor de Dios para la
humanidad marca el título y contenido del capítulo
1º del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. La
base de la Doctrina social es el Humanismo cristiano, que lejos
de precisar negar a Dios para poner en valor al ser humano (como
pretende el humanismo ateo), parte del amor de Dios para la
humanidad para fundar y manifestar la belleza y dignidad de la
persona humana, de cada hombre y mujer que vienen a la vida.
No toda religión es capaz de engendrar un humanismo. Muchas
concepciones religiosas o filosóficas, para nosotros incompletas o
erradas, diluyen al ser humano en la naturaleza o lo presentan como
un simple esclavo, al capricho de un dios o poder que lo utiliza. El
actual transhumanismo (más allá del humanismo),
terriblemente pesimista (en lo antropológico), invita a poner la
esperanza en la autoinmolación de la humanidad, para dar lugar a una
pretendida nueva realidad, que siendo pura hechura humana, llegaría
a superar al hombre mismo. Esta fe tecnológica levanta sus
cimientos sobre el dar por sentada la visión más reductiva y
sesgada de lo que es el ser humano. Hay algo demoníaco en todo esto.
Lo mismo hemos de decir de ciertas tendencias ecologistas para
las que el problema del planeta es el ser humano y no dudan en
sacrificar a éste, con tal de salvar al resto. La encíclica Laudato
si’ (24 mayo 2015) del Papa Francisco es una contundente
réplica a este ecologismo antihumano.
Ante los verdaderos y urgentes problemas de las injusticias, las
guerras, las hambrunas, la crisis económica, los desequilibrios
norte/sur, las migraciones masivas con sus millones de refugiados, la
Iglesia tiene que seguir apostando por cada ser humano y su dignidad.
Pero ha de tener en cuenta que no puede limitar su acción a asistir,
aunque ésta sea una tarea urgente e ineludible, pero tenemos que
hacer más. Tenemos que proponer una verdadera esperanza:
Jesucristo, evangelio de la esperanza. Éste es el gran tesoro
que la Iglesia administra con el encargo de hacerlo a favor de todos
y siempre. Y Cristo ofrecido íntegramente. Por eso estamos obligados
personal y, sobretodo, eclesialmente a ofrecer y construir la verdad
sobre el ser humano y el mundo, sobre su ser y su obrar, su presente
y futuro, como la alternativa a las propuestas de los
falsos humanismos o del posthumanismo / transhumanismo.
El Compendio al desarrollar este punto sigue primeramente un
itinerario por la Historia de la Salvación: 1º La acción
liberadora de Dios en la historia de Israel; y 2º Jesucristo,
cumplimiento del designio de amor del Padre. Para entrar luego a
analizar conceptos y responsabilidades diversas: La persona humana en
el designio de amor de Dios; Designio de Dios y misión de la
Iglesia. Viendo estos contenidos se comprende hasta qué punto la
Eucaristía, celebrada y vivida a lo largo de cada Año Litúrgico,
está totalmente implicada en estos contenidos y ayuda a vivirlos y
hacerlos realidad en los fieles y en el mundo.
La Celebración de la Eucaristía hace presente a Cristo y configura
a la Iglesia como su Esposa y Cuerpo, particularmente a través de la
Comunión. La Adoración realiza una suerte de recolocación del
ser humano ante Dios; nos devuelve a nuestro puesto, su efecto,
perfeccionando los actos de fe, esperanza y caridad; posee un efecto
redentor y restaurador en quien adora, pero con repercusión, en la
misma línea, en su hábitat más cercano e incluso a nivel cósmico.
La Eucaristía persuade sobre el amor que Dios nos tiene de modo
personal y eclesial, no como simple enunciación teórica que se
repite, sino como contundente verificación práctica de la misma. En
cada Eucaristía (celebrada-comulgada-adorada) Dios entrega su amor,
se entrega Él como amor a cada creyente. ¿Cómo no nos estremecemos
ante la Eucaristía? Dios dándose, dando a su Hijo en carne y hasta
la muerte de cruz. Por eso, la dignidad del hombre, su libertad, su
grandeza, se expresan particularmente cuando éste se arrodilla ante
la Eucaristía, ante Dios humanado y humillado, ante Dios amor
Papa Francisco |
Cuestionario para la oración y reflexión.
1.¿Conoces la existencia del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, preparado por el Pontificio Consejo “Justicia y Paz (BAC-Planeta, Madrid 2005)? ¿Qué uso haces de él?
2.¿Tu vivencia de
la Eucaristía (celebrada-comulgada-adorada) te hace comprender y
vivir el amor de Dios? ¿Das testimonio de ello?
3.¿Cómo ayudar a
descubrir la fuerza redentora y creadora que actúa en el Sacramento?
¿Son nuestras actitudes, en la celebración y en la adoración, una
ayuda en este sentido?