En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro.
Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo." Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey." Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez." Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades." El segundo llegó y dijo: "Tu onza,
Santísimo Cristo de la Agonía |
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
COMENTARIO PERSONAL
El Señor nos advierte antes de entrar en Jerusalén, en las puertas de Jerusalén de nuestra tarea, de nuestra misión como seguidores, como apóstoles, como discípulos de su Evangelio, con la parábola nos aclara hasta que punto, según nuestro carisma, nuestros dones debemos de esforzarnos; porque para entrar en Jerusalén y dedicarnos al Señor tenemos que estar con él aún no estando el físicamente,
En cambio, a los que no quieren al Señor, a esos como aquellos que en la parábola no querían al rey, serán anulados, perecerán y no habitaran en la nueva Jerusalén celestial.
Cuando el Señor nos anuncia todo esto después de la parábola, y en primer lugar, delante de todos nosotros sube para Jerusalén, después de Él subiremos nosotros, aquellos que sean capaces de seguirles por cumplir su dulce aunque difícil mandato.
Fabio Antonio Fernández Torres
Jefe del turno Virgen de las Penas
Adoración Nocturna Española
Málaga
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