EUCARISTÍA: CENTRO DE LA FAMILIA
Eclesiástico
3, 2-6.12-14 – Fiesta de la Sagrada Familia.
“Dios hace al padre más respetable que a los hijos y
afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía
sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre
se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su
padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío,
sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque
chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre
no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados”
El
Obispo de los Sagrarios abandonados, enseña que el Corazón de Jesús ha de ser
el rey del hogar. Obras Completas, 2910:
“¿Cómo?: La entronización del Corazón de Jesús en el hogar es
un precioso modo de trabajar por la familia.
Si ésta se va o se ha ido, es
porque antes se ha echado de ella a Cristo, y con Él la vida, y las costumbres,
y las dulzuras y los sostenes que Cristo le había dado.
Por eso hay que empezar por volver a Cristo a la
familia, hay que no descansar hasta colocarlo en el trono de donde en mala hora
fue arrojado.
Hay que entronizar al Corazón de Jesús, modelo, vida y
defensa del verdadero amor, esencia de la familia.
¡Conviene que Él reine! Y
¡reinará!
Hay que trabajar por la restauración y defensa de la
familia”.
O.C.,
4295: “¡Familias
cristianas, catequistas, apóstoles cristianos, luchad cuanto sea preciso para
que vuestros niños no se queden sin Jesús que los hace puros, candorosos,
creyentes, fuertes, valientes y… hasta graciosos!”
En la Adoración Eucarística, la familia encontrará la gracia para vivir a
ejemplo del Hogar de Nazaret, San
Juan Pablo II, 03/08/1986.
“En Caná de Galilea, cuando faltó el vino, Tú, María,
dijiste a Jesús: Hijo, “no tienen vino”. Tú conocías su corazón. Sabías que es
generoso para aquellos que lo invocan. Con tu oración en Caná de Galilea
hiciste que el Corazón de Jesús revelase su generosidad.
Este es el Corazón generoso, puesto que en Él habita
efectivamente la plenitud de la divinidad; habita en Cristo verdadero hombre: y
Dios es amor. Es generoso porque ama, y amar quiere decir prodigar, quiere
decir dar. Amar quiere decir ser don. Quiere decir ser para los demás, ser para
todos, ser para cada uno. Para cada uno que llama. Llama a veces, incluso sin
palabras. Llama por el hecho de poner al descubierto toda su verdad, y en esta
verdad, llama al amor. La verdad tiene la fuerza de llamar al amor.
¡Corazón de Jesús, generoso para aquellos que te
invocan! Mediante esta generosidad el amor no se agota, sino que crece. Crece
constantemente. Esta es la naturaleza misteriosa del amor. Y este es también el
misterio del Corazón de Jesús que es generoso para con todos. Se abre a todos y
cada uno. Se abre completamente por sí mismo. Y en esta generosidad no se
agota. La generosidad del Corazón da testimonio de que el amor no está sometido
a las leyes de la muerte, sino a las leyes de la resurrección y la vida. Da
testimonio de que el amor crece con el amor. Esta es su naturaleza”.
El
Venerable Luis de Trelles, “La Senda Eucarística” p. 363-364:
“¿Lo habéis pensado bien? ¿Conocéis vuestra dignidad,
cristianos, cuando os aproximáis a la mesa celestial?
Este portento es un portento de
amor infinito y está dicho todo. Porque el amor es loco y precipitado y asimila
de tal suerte a los que padecen este noble frenesí que, si el amante es Dios y
el amado hombre, Dios se hace hombre y víctima y viene a rescatar con toda su
sangre al amado de su corazón. Y, si el amante es hombre y el amado Dios, como
dice san Agustín, en la fiebre de la pasión, el amante se hace Dios”.
Promesas
del Corazón de Jesús a Santa Margarita M.ª de Alacoque:
“Pondré paz en sus familias”.
“Bendeciré los hogares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada”.
PREGUNTAS
1.
¿Mi familia es una
escuela de oración y adoración?
2.
¿Profundizo en el
conocimiento de la vida de Nazaret en este año de san José?
3.
¿He consagrado al
Corazón de Jesús mi hogar, con la debida preparación?
4.
¿He leído y meditado
la carta apostólica “Patris corde” sobre san José?
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