Dentro del Ideario del Adorador y de los compromisos del adorador nocturno uno de sus puntos que reproduzco a continuación es la exigencia de la renovación contínua.
El
Adorador, como San Pablo, no piensa nunca haberlo conseguido todo ni ser ya
perfecto (Fil 3, 12s); se cree siempre obligado a una continua renovación.
He
aquí unos cuantos puntos clave de esta obligada y necesaria renovación:
—
Que nuestra oración personal no sea solitaria, sino solidaria, inserta en toda
la comunidad.
—
Que nuestra oración comunitaria, alimentada con la Palabra y con el Pan
compartido, se realice en el testimonio cristiano de nuestras vidas.
—
Que la noche no se quede sólo en la noche, sino que invada todo el día y toda
la vida.
—
Que nuestra oración no sea solamente "rezar", sino
"convertirse"; para que nuestra expresión salga del interior.
—
Que la Adoración no sea sólo un acto que forma una piedad concreta, sino que
esté dentro de todo el misterio eucarístico.
—
Que esa lejanía de Dios que nos hace postrarnos ante Él no nos haga olvidar al
Dios cercano, que se ha hecho Hombre, que es nuestro Hermano, que ora al Padre
junto con nosotros y nosotros con El.
— Que el desagravio no se
entienda como un sentirnos justos frente a los demás pecadores, sino solidarios y responsables con las miserias de
toda la humanidad.
—
Que la Adoración Nocturna no sea nuestra Obra para nosotros, sino algo abierto
a todos aquellos que quieran adorar al Señor, incorporados o no a ella.
—
Que aspiremos a ser como María: eficaces para la salvación, sin
espectacularidad.
Fotografía: Custodia del Corpus Christi de Málaga. Día del Corpus 2022. Fabio Antonio Fernández Torres. (Archivo personal).
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