Cristo se entrega al hombre por amor; en su bautizo en el Jordán así lo hizo, porque si bien Juan el Bautista bautizaba para que la conversión del hombre estuviera libre de pecados, en Jesús no se daba este hecho pues él estaba libre de toda falta, el Hijo de Dios, el hijo amado, en el que Dios como dice el evangelio de San Marcos se complace en él, viene con misión redentora, es el Mesías salvador.
Jesús seguirá bautizando con el Espíritu, entregado a su amor pasa las calamidades del desierto y de Satanás, conviviendo con animales salvajes, pero es atendido por los ángeles, y ninguna tentación le hace caer en esos cuarenta días que estuvo en el desierto. Una dura y sigilosa prueba de amor que hizo Cristo redentor superando todos los males que se le presentaban.
Con sus amados discípulos consiguió evangelizar en una ardua misión de propagar la Palabra y el Amor de Dios, superando todas las dificultades, incluso la propia y dolorosa Muerte que Dios hecho Hombre soportó incluso físicamente para redimir a todos los hombres, para hacerlos libres, para regalarles la Vida Eterna.
Sacrificio y Amor; eso mismo debemos todos los cristianos de llevar a los demás por amor y con verdadera fe, entendiendo y superando las calamidades de nuestro propio desierto en la vida terrenal y por supuesto sabiendo que esta tarea para ser coherentes en la fe de Cristo es remar a contracorriente en este mundo.
No obstante, el gozo que se consigue en y con la fe es insuperable, refleja alegría y amor constantes en uno y para los demás, a pesar, reitero de los problemas, dificultades, males en general que sucedan en el camino.
Muy interesante el punto siete de la Carta Apostólica Porta Fidei del Papa Francisco y que aquí reproduzco:
Reiterar, como dice el Papa, la fe sólo crece y se fortalece creyendo, no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un in crecendo, en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande porque tiene su origen en Dios.
No buscando la comodidad, ni la estabilidad siquiera, sino buscando al más necesitado, al más débil y estando a su lado ofreciendo la esperanza y volcado en que se abra a la Luz. No perder el tiempo con los que están embotados, condenando a los hermanos, usando la soberbia, alejándose de la verdadera fe aunque si debemos de atenderlos e indicarles el camino correcto que no es otro que la misericordia, el amor, y por otra parte el perdón y arrepentimiento de todo lo que nos separe de Dios, hallando el lugar donde todos estemos en una misma mesa de santa comunión con el Padre Celestial.
Todos los que se adentran en esta misión evangelizadora, cada uno en su carisma, en su terreno, tienen en común el gozo, la alegría y el amor que Dios regala.
Fabio Antonio Fernández Torres
Jefe del turno "Virgen de las Penas"
Málaga.
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