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lunes, 26 de diciembre de 2022

LOS MODELOS DE LA ESPERANZA MESIÁNICA.

     La venida de Cristo y su presencia en el mundo es ya un hecho. Cristo sigue presente en la Iglesia y en el mundo, y prolongará su presencia hasta el final de los tiempos. ¿Por qué, pues, esperar y ansiar su venida? Si Cristo está en medio de nosotros, ¿qué sentido tiene esperar su venida?

 

Excmo. Rvdo. D. Federico Cortés Jiménez

  Esta reflexión nos pone de frente a una tremenda paradoja: la presencia y la ausencia de Cristo. Cristo, al mismo tiempo, presente y ausente, posesión y herencia, actualidad de gracia y promesa. El Adviento nos sitúa, como dicen hoy los teólogos, entre el "ya" de la Encarnación y el "todavía no" de la plenitud escatológica.

    Cristo está, si presente en medio de nosotros; pero su presencia no es aún total ni definitiva. Hay muchos hombres que no han oído todavía el mensaje del Evangelio. que no han reconocido a Jesucristo. El mundo no ha sido todavía reconciliado plenamente con el Padre; en germen, si: todo ha sido reconciliado con Dios en Cristo. Pero la gracia de la reconciliación no baña todavía todas las esferas del mundo y de la historia. Es preciso seguir ansiando la venida plena del Señor. Hasta la reconciliación universal al final de los tiempos, la esperanza del Adviento seguirá teniendo un sentido y podremos seguir orando:"venga a nosotros tu Reino".

    Lo mismo, en el hondón más profundo de nuestra vida personal, la luz de Cristo no se ha posesionado todavía de nuestro yo más íntimo, de ese yo que nos parece irrenunciable. También nuestra vida personal ha de seguir esperando la plena venida del Señor Jesús.

    Durante el Adviento la Iglesia pone en nuestros labios las palabras ardientes, los gritos de ansiedad de los grandes personajes que, a lo largo de la historia santa, han protagonizado más intensamente la esperanza mesiánica. No se trata de remedar materialmente la actitud interior de estos hombres, como quien representa un personaje en una obra de teatro. La espera continúa. La salvación mesiánica no es todavía una realidad plena. Por eso, esos grandes hombres siguen siendo hoy día como los portavoces en cuyo grito de ansiedad se encarna todo el ardor de la esperanza humana.

    El primero de estos protagonistas es Isaías, Nadie, mejor que él, ha encarnado tan vivo el ansia impaciente del mesianismo veterotestamentario a la espera del Rey Mesías. Después Juan Bautista el Precursor, cuyas palabras de invitación a la penitencia, dirigida también a nosotros, cobran una vigorosa actualidad durante las semanas del Adviento. Y, finalmente, María, la Madre del Señor. En ella culmina y adquiere una dimensión maravillosa toda la esperanza del mesianismo hebreo.

    La espera continúa. Continuará hasta el final de los tiempos. Hasta entonces Isaías, Juan Bautista y María, seguirán siendo los grandes modelos de la esperanza y en sus palabras seguirá expresándose el clamor angustiosa de la Iglesia y de la humanidad ansiosa de redención.

Por: Excmo. Rvdo. D. Federico Cortés Jiménez. Director Espiritual de ANE-Málaga.



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